Manuel Solano a partir de la tragedia ha decidido mirar al mundo desde su memoria. Y al exponer su obra públicamente, ésta se transforma en un soporte sensible capaz de significar en cada uno de los espectadores sin necesidad de reconocer la importancia de la referencialidad visual y textual que utiliza el artista en sus obras. De tal manera que al no aprehender al mundo desde la visualidad, sino de la memoria, Manuel despoja a la pintura de su carácter técnico y cuestiona su tradición de prótesis de visión para emplazarla como prótesis poética; cuestionando la política de la imagen para preponderar el acto corporal y mnemotécnico ante la pintura como su único y verdadero vicio y así tomar postura ante el caos del mundo y fastidiarse de él al mismo tiempo.
 
Manuel, al igual que el autor de la novela Inherent Vice, Thomas Pynchon, generan su obra desde la provocación de exponerse y al mismo tiempo desconocer su verdadera identidad como estrategia creativa ante un mundo de imágenes y personajes domesticados.
 
Octavio Avendaño Trujillo
Curador