Alessia Armeni, Nadia Baram, Marcos Castro, Floria González, Daniel Horowitz, Eugenia Martínez, Adriana Minoliti, Rafael Uriegas, Leslie Sardiñas and Alexis Zambrano
 
“El individuo siempre ha tenido que luchar para evitar ser abrumado por la tribu.
Si lo intenta, a menudo se sentirá solo y, a veces, atemorizado.
Pero ningún precio es demasiado alto para pagar por el privilegio de ser el dueño de si mismo.”
Friedrich Nietzsche.
 
Un perfil perdido es la alteridad en lo profundo de la niebla. Nunca vamos a reconocer nuestra sombra hasta que comencemos a delirar en la oscuridad de la incertidumbre. No hay luz de Apollo. Estamos parados en los sepulcros de tótems tradicionales. Nuestra piel comienza a sentirse diferente ... todo es tan visual como un tenor desconocido. Esta experiencia anima al espectador a sumergirse en la alternativa del posmodernismo, de una forma atípica presentada por el marco curatorial de Karen Huber.
 
Espere y confíe en que este viaje agudizará su mirada hacia lo profundo de su conciencia. En un ambiente habitado por seres asexuales que viven por la lujuria de devorarse a sí mismos, en un espacio marcado por la geometría y rodeado de una estética sofisticada, seguido de un mar de árboles que convierten tu camino en una memoria orgánica del verde.
 
Una vez que tratamos de entender nuestro “Profil Perdu” nos damos cuenta de que todos estamos envueltos en una atmósfera que está regida por la bruma y el calor de una sustancia desconocida. Puedes ver la luz, puedes percibir el olor del aceite penetrando en el lienzo. Te perderás por completo y entonces empezarás a comprender; una mujer y un hombre divididos por una línea y devorados por el tiempo. Se puede decir que no hay más julios de libertad y sexo para ellos. La mirada cálida de ella contrasta con la mirada sintética de él. Lo ha consumido la monotonía. Delante vemos rostros de personas que gravitan en otros lugares. Están agotados como si estuvieran llenos de vivir aquí. Quieren desfigurarse a sí mismos en una mutación; por lo tanto, pueden tener un nuevo nacimiento fuera de los estereotipos. También nos perdemos en el susurro de la historia en la tierra de la nación de los Sioux, recorriendo un camino metafísico que nos lleva a una deconstrucción histórica del contexto.
 
La percepción soñadora está en la habitación, llevando nuestros anhelos a otra parte a un lugar desconocido, perdido en una textura a veces fina, a veces tosca, en la que en lugar de encontrarnos a nosotros mismos, nos perdemos en la lúgubre experiencia del útero de la existencia; como si nos adentramos en el interior infinito de un caracol y podemos ver fotografías coronadas por palabras con dialéctica desconocida: una vez que el aire se espesa miramos hacia arriba para percibir un eclipse de diez soles donde lucen las Agua Malas que se reflejan en el contorno de nuestro barrio.  Al final podemos percibir la cabeza de alguien con una familiaridad irracional iluminada por un brillo extraño. No vamos a ver esa cara por adelantado. Nunca, solo en la sugerente silueta en las profundas huellas de aceite. No necesitamos inventarnos los gestos de él o ella. Piérdete en la inconsciencia de la singularidad, en una experiencia que reconoce que ya te has ido en la soltura de tu perfil.
 
Raúl Gasque.